Mayte Gordillo
Sofia Godoy
Ana Lucía Asturias, Patricia Aldana y Jennifer Portillo
Dicen que la vida es una montaña rusa, empieza lenta y segura pero después de un pequeño trecho, podemos encontrar subidas y bajadas de manera abrupta y rápida. Para mí, esta metáfora representa la pandemia. El primer intervalo fue seguro y tranquilo, suponiendo que eran unas pequeñas vacaciones, pero después de un tiempo noté que iba de bajada. Fue un descendimiento eterno, duró alrededor de 2 años. Hasta que, finalmente, algunos en la comunidad Monte María pudimos experimentar esa subida: regresar al campus.
Yo, como alumna de V Magisterio, no guardaba expectativas de ir hasta mi año de graduación, me sentía incomoda en clases virtuales, todo era distinto, una rutina desesperante y repetitiva. Sin embargo, una noticia del Colegio encendió ilusión en mí: la comunidad Monte María tenía la esperanza de regresar a clases presenciales. El sábado 22 de enero, con todos los nervios de punta, esperando el semáforo municipal, con una intriga mayor que la de una película de terror. Hasta que ¡finalmente, nos autorizaron ir al bellísimo campus del Colegio!
Regresó ese miedo de no olvidar nada, de arreglar la lonchera, el pachón y la ropa. Pero cuando salí de mi casa, con un frio congelante y las emociones al límite, pude experimentar esa sensación que deseaba desde hace tanto tiempo… Ingresé al Colegio, y me sentí agradecida de poder estar ahí, saludé a todos ¡incluso al árbol de la entrada! Sonreía, aunque no se miraba por la mascarilla, me agarraba los brazos para contener esas ganas de abrazar a los que extrañaba. Entrar a mi clase y ver a mi Homeroom teacher y amigas, fue algo inolvidable y lleno de sentimientos.
Creo que todos los que podemos estar o presenciar a la comunidad Monte María en el colegio sentimos esta subida en nuestra montaña rusa y haremos todo lo posible por mantenerla así. Pero ¿cómo la mantenemos progresando y subiendo? Necesitas autocontrol, responsabilidad, disciplina y altruismo. Al cuidarte a ti mismo con tu mascarilla, distancia estipulada, alcohol en gel, higiene básica y todas las medidas necesarias, estoy segura de que podemos mantener esta montaña rusa estable y siempre trascendiendo. Y si por alguna razón no has sentido esta subida, tranquilo, llegará el momento, pero para mientras disfruta y agradece por tu salud, porque recuerda que Monte María siempre nos espera con los brazos abiertos.